viernes

Para tí, con razón...

Hace unos días ella estaba irreconocible, el estado en el que se encontraba era desconcertante, me decía que fuiste lo peor que pudo conocer, le creí y se lo creyó ella misa por unos días, es más, cometió la torpeza de poner una frase con esas referencias en su ‘nick’. Supongo que si lo hizo fue para que te sintieras identificado y tal vez, inconscientemente, hacerte reaccionar por tu mal comportamiento... Pero no resultó, ni lo uno ni lo otro en realidad, nunca te conectaste, claro que no puedo afirmar tal cosa pues tal vez ya ni siquiera eras uno de sus contactos en msn y ella ni enterada, el punto es que nunca lo viste, así que decidió quitarlo… Te puedo contar que a pesar de mis esfuerzos por hacerle entender que hablar con ‘Ella’ no era lo más razonable, fueron en vano, su estadía en internet solo tenía un propósito, seguir descubriendo la verdad, esa verdad que estoy segura que siempre supo, pero que nunca quiso ver, suena trillado sí y la verdad, enoja mucho saber que por más que una mujer sabe que existen personas crueles que te pueden lastimar de la peor manera no lo quieren admitir y peor aún, no lo quieren aceptar, se ciegan de tal manera que no hay persona en el mundo que les pueda hacer entender la gravedad de la situación, su única verdad será lo que quieren ver y ‘sentir’…

¿Y sabes? ¡Le funcionó! Se enteró de muchas otras cosas, muchas más verdades, muy reveladoras por cierto, difíciles de creer para ella, pero más importante aún, más dolorosas. Es increíble pensar en el grado de masoquismo que alguien puede tener, a veces pienso que ya es una enfermedad y realmente me asusta, controlarlo sería genial, pero hay personas que necesitan que el grado de dolor y decepción sea tal para recién poder marcar distancia y respectivamente, volver a empezar.

Sé que aun no te das cuenta de lo que hiciste o tal vez sí pero no te importa, pero si es lo primero, te puedo decir con certeza que fue lo más cruel que le pudiste hacer a alguien, sobre todo a ella, que te lo dio todo sin importar NADA ni NADIE, creo que nunca supiste y ahora nunca sabrás cuanto te AMÓ y sí, te AMÓ, en tiempo pasado, porque tu actitud aquel martes le demostró todo, le demostró quien eres realmente y, sin exagerar, le demostró ese poco de maldad e inconsciencia que llevas dentro.

Puedo decirte que a ella aun le cuesta creerlo, aun no asimila el hecho de que hayas considerado siquiera en lastimarla de tal manera, que la hayas llamado esa noche, casi a medianoche, para decirle todas esas palabras desagradables que cavilabas expresarle a través de la línea telefónica, pero sinceramente le agradezco a Dios, porque de haberte escuchado, la hubieras matado de la tristeza, del dolor y hubieras provocado en ella sentimientos de rencor y odio que te aseguro nadie provocó jamás. Pienso que es por ello que aun no llora, porque no se la cree, su actitud realmente me sorprende, a mí, que la conozco tan bien, pero me alegra. Ella bromea diciendo que al fin las lágrimas se le acabaron y tampoco puede creerlo pero te aseguro que no desearía hacerlo tampoco.

Ahora solo puede sentir pena, pena por lo que te entregó y despreciaste… pena porque una parte muy importante de ella murió, murió aquella tarde en la que toda la verdad por fin salió a la luz, en la que realmente te conoció y en la que se dio cuenta que dar todo sin recibir mucho a cambio no vale la pena…

Esa parte detallista, confiada, cariñosa y demás ridiculeces que alguna vez la caracterizaron… murieron, bueno no murieron ¡tú las mataste! con tus falsas palabras, con tus falsas promesas y tu increíble actuación de lo importante que era para ti.

Yo, que estuve presente siempre entre ustedes, te puedo decir, que lo perdiste todo, no solo a ella, te perdiste a ti mismo y con el tiempo lo verás y ojala logres también entenderlo. Ella estará bien, es más, en este momento está mejor que bien y aunque nos sorprende, nos alegramos juntas. Me pidió que te dijera que te desea lo mejor. Suerte en todo.

Ah! Y ahora, ¿Quién soy yo? ¿No te lo imaginas?
Soy yo, soy la misma mujer que una vez amaste y que también te amó, solo que no la misma, solo que ahora ya no te escribo con el corazón, sino con la razón, esa razón que alguna vez perdí por ti pero que ahora que la recuperé, no pienso dejarla ir.